Colgando de la Prisión
Madera, lienzo, marco, acrílico y cuerda, 209x56x20 cm, 2000
La pintura se derrama. El marco ha sido abandonado y olvidado, estropeado queda arrumbado sin cuidado. Retorcido y estrujado cuelga como la última prisión por la que el cuadro pasará.
El cuadro se inclina y sigilosamente se desparrama en busca de su identidad sin la estructura que lo albergaba. Sus formas juegan con el azar. Su vida se convierte en el propósito mismo. Deslizándose a lo desconocido, espacio por llenar, se expande para convertirse en receptáculo de la energía vital de quien lo construye y lo pinta.