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Muestra de Pictotridimensiones de Almela
Merry Mac Masters. México 2001 (Aparecido en La Jornada 5 Noviembre 2001)
"Muerto" el arte, el creador abre reflexiones pertenecientes al orden filosófico por medio de su obra. Eso se percibe al ver las "pictotridimensiones", que con el nombre de Huellas Ramón Almela exhibe hasta el 6 de noviembre en Epicentro, espacio independiente que mantiene la artista austriaca Doris Steinbichler en Camelia 186 interior 5, Guerrero.

Pictotridimensión es una palabra acuñada por Almela en su tesis doctoral de 1991, al titularse en artes visuales por la Universidad Complutense de Madrid. Radicado en Puebla, donde es catédratico de la Universidad de las Américas, el término "identifica el tipo de obra creada entre las dos dimensiones de la pintura y las tres de la escultura, sin adscribirse a ninguna de ellas".

Llamadas igualmente wall constructions (construcciones sobre el muro) en Estados Unidos, donde Almela vivió varios años, son de una "ambivalencia tremenda". Dicha ambigüedad también abarca el empleo del texto: "Vivimos momentos fragmentados en los que las piezas se componen de todo y parte de mi obra es la reflexión así". Respecto a Huellas, el artista dice que ahora ha podido incluir el texto como "una pieza más del componente visual".

Insiste, no obstante, que los escritos que aparecen sobre el muro no son una explicación de la obra. Al contrario, son indicativos de algún pensamiento, sentimiento o vivencia del momento creativo. "Siento una necesidad de escribir, de expresarme para mí mismo", sostiene quien, en su calidad de crítico de arte, tiene más de 80 artículos publicados en revistas, periódicos y catálogos.

En cuanto a sus antecedentes plásticos, dice: "Provengo de una escuela muy formal, en la que se encuentra desde el expresionismo abstracto. Pero eso no me bastaba, ni la misma situación española en que vivía cuando surgió la transvanguardia italiana, cuando los neoexpresionismos, las reconsideraciones posmodernistas en Francia. Quizá ni siquiera estaba consciente de ello. Lo que quería era salir de la pintura sin sentirme escultor. Después reconozco de qué manera la pintura ha ido expandiéndose". Su necesidad de "escaparse" de la pintura queda representada en la pieza Colgando de la prisión, en donde la tela literalmente se desprende del marco.

Mucha de la obra de Almela tiene que ver con el amor. Lo acontecido produce huellas, señala. Cuando no es así, es como si no hubiera ocurrido. Reflexiona: "El arte apunta en estos tiempos a provocar escándalo y espectáculo. Este ruidoso chapoteo del arte reemplaza la idea de un arte como cultivo del alma y de la habilidad para dar forma a las emociones".